Hay que fortalecer tus rodillas para no sufrir en el futuro

Nuestras rodillas están, tal vez, entre las articulaciones más importantes del cuerpo, pero también son algunas de las que menos cuidamos.

Y la ciencia nos dice que, si las trabajamos un poco, tendremos recompensas después.

Es probable que comiences a sentir dolor pasados los 30: esa molestia en las rodillas cuando cambia el clima, la rigidez en las mañanas al salir de la cama… todas esas señales, poco bienvenidas, de que tus rodillas no están tan bien aceitadas como antes.

Esto es especialmente cierto cuando tienes un trabajo que requiere esfuerzo físico o haces mucho deporte.

Pero hay otras razones que lo pueden exacerbar, como por ejemplo subir de peso, las afecciones autoinmunes o algunos temas genéticos que pueden acelerar los problemas de rodilla.

Tampoco sorprende, porque nuestras rodillas soportan mucho. Investigaciones recientes indican que, solo al caminar, la fuerza que soportan las rodillas es el equivalente a una vez y media tu peso corporal.

Después del dolor de espalda, las molestias en las rodillas son la dolencia musculoesquelética por la que los adultos mayores van más frecuentemente al médico, debido a su impacto en la movilidad y la calidad de vida.

«La rodilla es una de las articulaciones más complejas de todo el cuerpo», le dice Anikar Chhabra a este medio, un cirujano ortopédico especializado en medicina deportiva de la Clínica Mayo en Phoenix, EE.UU.

Hay muchas razones por las que es conveniente enfocarse en la salud de tus rodillas, lo que puede traerte beneficios no solo ahora sino en el futuro. Y hay una serie de pasos que todos podemos tomar para mantener una mejor movilidad conforme avanzan los años.

Nuestras rodillas dependen especialmente de cuatro grupos de músculos que las rodean: los isquiotibiales, los de los glúteos, los cuádriceps y los músculos de la pantorrilla.

Esos grupos de músculos aportan estabilidad y les dan a las rodillas la capacidad de absorción para poder funcionar.

«Cuando esos músculos no están interactuando y trabajando juntos, la articulación recibe más presión. Ahí es cuando comenzamos a sentir el dolor», señala Chhabra.

Las investigaciones muestran que el estiramiento de ese grupo de músculos a través del ejercicio puede evitar la degeneración del cartílago en la rodilla, que es lo que luego puede conducir a una osteoartritis.

Esto también puede servir para retrasar o incluso prevenir una cirugía de reemplazo en la rodilla.

Otros estudios señalan que mantener estos músculos fuertes puede reducir la carga de la rodilla y el dolor en pacientes que están en las primeras etapas de la osteoartritis.

Alexis Colvin, profesora de cirugía ortopédica en la Escuela de Medicina Icahn del centro Monte Sinaí en Nueva York, EE.UU., explica que el ejercicio también puede mejorar la salud de las propias células del cartílago.

«Hay algo que podemos llamar el ‘aceite del motor’ para nuestras rodillas, que es el fluido sinovial. Y el ejercicio estimula su producción, lo que ayuda a reducir la rigidez y la inflamación. También ayuda a lubricar la superficie del cartílago», anota Colvin.

Algunos ejercicios incluso pueden ayudar a fortalecer los huesos de la rodilla, reduciendo así el riesgo de osteoporosis o el adelgazamiento del hueso alrededor de la articulación de la rodilla que se produce con la edad.

Para Chhabra, el fortalecimiento de la rodilla es particularmente importante para los adultos mayores, porque al mejorar la estabilidad de los músculos que la rodean se logra reducir el riesgo de caídas.

Otros beneficios

Pero los ejercicios con las rodillas pueden tener otros beneficios sorprendentes y poco considerados, como mejorar la propiocepción, esa idea subconsciente del espacio que ocupan nuestras articulaciones.

Es una especie de «sexto sentido» que nos ayuda a mejorar nuestra movilidad y equilibrio.

«Los ejercicios con las rodillas nos ayudan con esta conciencia. Es una forma efectiva de conectar tu cabeza con tus rodillas, lo que te puede ayudar a reducir una caída», dice Chhabra.

Por su parte, Colvin señala que nunca es tarde para comenzar a trabajar en el fortalecimiento de tus rodillas.

Mientras la mayoría de las investigaciones sobre los beneficios que esto trae se hacen con adultos mayores con osteoartritis, los estudios llevados a cabo con estudiantes que hacen deporte indican que el fortalecimiento de las rodillas, incluso a una edad temprana, puede jugar un rol importante en reducir los riesgos de las lesiones.

Para el resto de nosotros, señala la experta, lo mejor es comenzar a los 30.

«Ese es el momento en que comienzas, lentamente, a perder masa muscular y densidad ósea, por lo que es un buen punto de partida para enfocarte, si no tienes ya el fortalecimiento de rodilla como parte de tu rutina de ejercicio», indica.

Entonces, la pregunta que surge es qué tipos de ejercicios debemos hacer.

Para mantener fuerte este grupo de músculos, Chhabra sugiere pasar 15 minutos al día, unas tres o cuatro veces por semana, enfocándose en varios de los ejercicios que recomienda a continuación.

Todos se pueden hacer en casa sin necesidad de un equipo especial. Chhabra también recomienda hablar con un fisioterapeuta para confirmar si se están haciendo adecuadamente.

Colvin sugiere ejercicios similares y agrega que se deben hacer dos sets de 10 repeticiones cada una: es decir, realizar un ejercicio 10 veces, descansar y repetirlo otras 10 veces.

Sentadillas

Chhabra recomienda a sus pacientes que hagan sentadillas todas las mañanas y todas las noches antes de acostarse.

«Este ejercicio fortalece tanto los cuádriceps como los glúteos, que son fundamentales para liberar la tensión de la articulación de la rodilla», anota.

También ayuda con la propiocepción.

Para las personas que pasan mucho tiempo sentadas, se ha demostrado que realizar ráfagas cortas de 15 sentadillas cada 30 minutos estimula al cuerpo a producir las proteínas necesarias para desarrollar más músculo y fuerza.

Estas investigaciones muestran que hacer sentadillas puede mejorar la densidad ósea y reducir el riesgo de caídas en la edad adulta.

Si bien se desconoce si previenen activamente la aparición de artritis, se ha demostrado que ayudan a estabilizar la rodilla, reducen el dolor y mejoran la calidad de vida de los pacientes con artritis.

Para Chhabra, existen dudas sobre las sentadillas profundas, en las que las rodillas van más allá de un ángulo de 90 grados, y la comunidad investigadora está dividida respecto a su eficacia.

Algunos estudios demuestran que, si se utiliza la técnica correcta, no aumenta el riesgo de lesiones.

Sin embargo, para otros expertos, si se realizan incorrectamente podrían agravar los problemas de rodilla.

«Esto puede ejercer mucha presión sobre la articulación patelofemoral [entre la rótula y el fémur], lo que causa más dolor», explica Chhabra.

Elevaciones de pierna estirada

Este es otro ejercicio sencillo para fortalecer cuádriceps.

Acostado boca arriba, flexiona la rodilla de una pierna con el pie plano, mientras mantienes la otra pierna estirada y la levantas unos centímetros del suelo, manteniendo la posición durante unos segundos antes de bajarla lentamente.

Las investigaciones han demostrado que las elevaciones de piernas estiradas pueden mejorar la fuerza de los músculos de la rodilla y proteger la articulación, además de reducir el riesgo de lesiones relacionadas con el ejercicio cuando se realizan como parte del calentamiento.

«La clave de este ejercicio es contraer primero el cuádriceps», anota Colvin.

«Así, mientras estiras y levantas la pierna, activas los músculos que deseas trabajar».

Elevaciones de pantorrilla

La pantorrilla está compuesta por dos músculos diferentes: el gastrocnemio y el sóleo.

La ciencia sugiere que fortalecer estos músculos ayuda a aliviar la tensión en la parte de la articulación de la rodilla que se encuentra debajo de la rótula.

Según Chhabra, las elevaciones de pantorrillas son una de las maneras más eficaces de fortalecerlos.

Se recomienda ponerse de pie, con los pies separados en línea con los hombros y los dedos de los pies apuntando hacia adelante.

Después los talones se levantan lentamente manteniendo las rodillas extendidas, para permanecer en la posición durante un segundo sobre las puntas de los pies y luego volver a bajar.

Para Chhabra, las elevaciones de pantorrillas ayudan a mejorar el equilibrio muscular alrededor de la rodilla para que todos los músculos trabajen bien en conjunto.

«Si un músculo está débil, se producirá un desequilibrio que ejercerá más presión sobre la rodilla», dice.

Pie de foto,La flexión de la rodilla también es un ejercicio necesario para fortalecer el funcionamiento de esta artículación.

Sentarse y pararse rápido

Este ejercicio trabaja los músculos en la profundidad del abdomen, la espalda y la pelvis.

Aunque parezca que no están directamente relacionados, para Colvin este gran grupo muscular desempeña un papel poco valorado en el mantenimiento de la salud de las rodillas.

«Los músculos del core van desde la mitad del pecho hasta la rodilla», explica.

Entonces se recomienda sentarse en una silla, levantarse y volver a sentarse rapidamente sin apoyarse en nada.

«Es definitivamente más difícil de lo que crees. Y también puedes hacerlo más difícil, ya sea consiguiendo una silla más baja o haciéndolo con una sola pierna».

Tanto para Colvin como para Chhabra, si es la primera vez que se hacen estos ejercicios se recomienda buscar un fisio que enseñe la manera adecuada de practicarlos y cuántas veces habría que repetirlos.

«A medida que te fortaleces, puedes aumentar el peso, haciendo algunos de estos ejercicios sosteniendo pesas si tienes acceso a ellas, pero eso también depende de tu edad y tu nivel de fuerza», anota Chhabra.

«A medida que envejecemos, el peso corporal -solo- suele ser lo mejor. También les recomiendo a los pacientes que vigilen el empeoramiento del dolor. El malestar muscular es normal, pero el empeoramiento del dolor en las articulaciones no es bueno, ya que indica que algo está sucediendo dentro de la rodilla y que debe ser revisado por un médico».

En general, dedicar tiempo a hacer ejercicios de fortalecimiento de rodillas es una valiosa inversión en la salud a largo plazo.

Quizás demos por sentado que nuestras rodillas están ahí, pero no olvidemos que nos permiten caminar, saltar y correr hasta que un día fallan.

Como sabiamente aconsejó Baz Luhrmann en la canción Everybody’s Free (To Wear Sunscreen): «Cuida tus rodillas. Las extrañarás cuando se vayan».

Fuente: BBC News / David Cox

Electrolitos: el secreto de tu energía 💧⚡ Descubre qué recomiendan los expertos para hidratarte después del ejercicio.

Hidratarse no es solo cuestión de tomar agua. Después de entrenar, tu cuerpo pierde electrolitos esenciales que regulan la energía, la función muscular y hasta el ritmo cardíaco. Los especialistas revelan qué beber realmente te ayuda a recuperarte y qué opciones pueden ser incluso contraproducentes.

Con la cantidad de opciones para hidratarse que existen en la actualidad, es fácil confundirse con qué es lo que realmente necesitamos.

Pero con la gran cantidad de productos para la hidratación que existen en el mercado, muchos vendiéndose como «mejores que el agua», es mucho más complejo identificar qué es lo que necesitamos realmente y qué nos sobra.

¿Cómo navegar la oferta de todo tipo de sueros orales, bebidas isotónicas y de bebidas energéticas que aseguran hidratar?

«Cuando no haces deporte, el agua aporta los pocos minerales que necesitas para hidratarte», lo dijo la especialista en nutrición deportiva Anna Grifols, «las bebidas con electrolitos están pensadas para reponer lo que se pierde al sudar».

Qué son los electrolitos

La nutricionista deportiva Anna Grifols dice que si no estamos haciendo actividad física, el agua es suficiente.

«Los electrolitos son minerales que, al disolverse en agua —como en nuestra sangre y otros fluidos corporales—, se cargan eléctricamente y le permiten a nuestro cuerpo realizar funciones vitales», le explicó a BBC News Mundo, Laura Jorge, fundadora y directora de los centros de nutrición, psicología y salud Laura Jorge. «Entre ellos están sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro, bicarbonato y fosfato».

«Ayudan a regular el balance de líquidos —el sodio fuera de la célula y el potasio dentro—, permiten la transmisión de impulsos nerviosos, el calcio, sodio y potasio facilitan la contracción y relajación muscular y contribuyen a mantener estable el pH de la sangre».

Según explicó Grifols, el ion que más se pierde a través del sudor es el sodio.

Es por eso que, durante esfuerzos largos o con mucho calor, reponer sodio «favorece la rehidratación; de lo contrario puedes deshidratarte incluso bebiendo agua».

Cuándo necesitamos reponerlos

Los electrolitos son necesarios cuando se juntan dos factores: el ejercicio físico y el calor.

El nivel de actividad física que estés haciendo, y las condiciones ambientales, son buenos parámetros a seguir para saber qué tipo de bebida te conviene más.

Laura Jorge dijo que para sesiones de menos de una hora y baja intensidad, el agua es suficiente.

Pero cuando el cuerpo empieza a perder más líquido y sales, es mejor ajustar.

En invierno, muchas personas pueden entrenar hasta una hora y media solo con agua; en verano o con mucha humedad, a partir de 45 minutos ya ayuda sumar electrolitos, porque el sudor se acelera, dijo Grifols,

Y ciertos tipos de personas se benefician más de reponer sales cuando están ejercitándose: «Si tienes el sudor ‘muy salado’ —lo notarás por manchas blancas en la ropa o en la piel—, reponer sodio ayuda a mantener el rendimiento, evitar calambres y prevenir bajadas de presión y fatiga. En deportes de resistencia como correr largas distancias, ciclismo o triatlón, la atención a las sales debe ser mayor», dijo Jorge.

La intensidad del entrenamiento también es clave, según la experta: si la sesión dura entre 1 y 2 horas y es moderada o intensa, funcionan bien las bebidas isotónicas (porque aportan agua, sodio y una cantidad moderada de carbohidratos).

Si el esfuerzo se extiende más allá de 2 horas o es muy intenso, es conveniente buscar una bebida con más carbiohidratos, que ayuden mantener el aporte de electrolitos. En entrenamientos suaves pero con calor extremos, es mejor escoger una bebida baja en carbohidratos pero con suficiente sodio.

Precauciones

Consumir en exceso bebidas isotónicas puede desregular el cuerpo, según las expertas.

En algo que las expertas coinciden es que tomar bebidas con electrolitos «porque sí» puede tener efectos no deseados.

Laura Jorge enumera los principales riesgos cuando se abusa de ellas —especialmente de las comerciales para deportistas—: «el exceso de sodio puede subir la presión en personas sensibles y favorecer la retención de líquidos; el exceso de azúcares añade calorías y picos de glucosa; un desequilibrio de minerales —mucho sodio y poco potasio— afecta la función muscular y cardíaca; y las fórmulas muy concentradas pueden causar malestar digestivo si se beben rápido o sin diluir».

También es importante tener en cuenta que muchos de estos electrolitos ya los recibimos a través de la dieta, especialmente el sodio, que se encuentra en exceso en las comidas saladas y ultraprocesadas.

Según Grifols, en personas sin patología renal, el organismo suele ser capaz de manejar el sodio extra; pero puede ser un riesgo para muchos.

La recomendación práctica es cuidar los hábitos cotidianos (cocinar más en casa, moderar ultraprocesados) y reservar las bebidas con sales para cuando realmente las necesitas por el sudor en el calor o humedad, o en las sesiones más largas o intensas.

Grifols, además, hizo una importante aclaración: las bebidas deportivas no sustituyen el suero oral en cuadros de diarrea o vómitos.

«En esas situaciones perdemos minerales en proporciones distintas —por ejemplo, más potasio— y las fórmulas deportivas no siempre cubren esa necesidad; es mejor usar suero de rehidratación oral».

Además, recuerda que muchas bebidas comerciales incluyen azúcar; si no estás activo, es fácil terminar consumiendo azúcar libre sin necesidad.

Alternativas caseras

Nunca te imaginarías que un caldo pueda hidratarte, pero es una gran opción si haces ejercicio de larga distancia y te cansa el sabor dulce.

A pesar de la cantidad de opciones disponibles en el mercado para hidratarse, muchas veces no necesitas comprar más que lo que ya tienes en la alacena para reponer electrolitos.

Anna Grifols le dijo a BBC Mundo que quienes buscan rehidratar con sal y sin carbohidratos, un caldo de verduras casero, bien salado, puede ser útil para esfuerzos prolongados o competiciones nocturnas.

Y si necesitas agua, sales y carbohidratos en una sola botella, la receta es más fácil aún: en una botella de 1 litro, añade 950 ml de agua, 2 gramos de sal (Grifols recomendó medir usando dos sobrecitos de sal de 1 g) y entre 50 y 70 gramos de azúcar.

«El azúcar de mesa —sacarosa— combina glucosa y fructosa, y funciona bien durante el ejercicio», explica.

Puedes aromatizar con jugo de limón, lima, naranja o piña. Con 2 g de sal por litro obtienes, según dijo Grifols, unos 800 mg de sodio por litro, suficiente para unas dos horas en condiciones normales; con más calor o humedad, puedes agregar más sorbos de agua.

Fuente: BBC Mundo